fbpx

Voluntad ¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos esa virtud?.

Por Aleteia.org

Voluntad es una virtud clave para el éxito en la vida, pero se necesita un poco de planificación para ayudar a nuestros hijos a desarrollarla.

Que hagan su tarea cuando lleguen del colegio, que organicen su habitación antes de ir a jugar, que practiquen un instrumento musical o hagan su entrenamiento deportivo, todas estas situaciones requieren fuerza de voluntad y ahí estamos los padres para apoyarlos y motivarlos.

Así que a continuación compartimos una serie de consejos para fomentar en los niños la fuerza de voluntad, para desarrollarla y mantenerla.

1. Tu ejemplo

El primer consejo, y lo ha escuchado miles de veces, es ser un buen ejemplo. Si ven a su padre o madre arrojarse en el sofá después del trabajo y esperar a que otras personas hagan todo por ellos, no aprenderán la fuerza de voluntad. 

Entonces, para que los niños tengan fuerza de voluntad, lo primero que debemos hacer como padres es ponerlo en práctica. ¡Las oportunidades para que modelemos el buen comportamiento son infinitas!

2. Paciencia 

A los niños les gusta el orden. Se sienten felices y seguros cuando saben lo que vendrá después. Sí, son impacientes por naturaleza, pero también disfrutan jugando juegos de turnos. Tanto en la escuela como en casa, necesitan aprender a esperar, que no todos los deseos deben o pueden ser satisfechos de inmediato.

Por ejemplo, si quieren ver una película antes de hacer su tarea, puedes enseñarles que es mejor disfrutar del tiempo frente a la pantalla después de que terminen las tareas escolares. Incluso lo disfrutarán más con la satisfacción de haber terminado primero sus deberes.

Por cierto, te recomiendo que no les des a tus hijos un “día libre” en estos asuntos. Los pequeños a menudo no entienden el concepto de excepciones y las exigirán una y otra vez.

Además de eso, ganar fuerza de voluntad requiere tiempo y repetición. La constancia es esencial para que la fuerza de voluntad eche raíces. Si queremos que una rutina se lleve a cabo de forma natural y con el mínimo estrés, debemos intentar no romperla.

3. Priorizar

Establecer prioridades claras y ceñirse a ellas es fundamental para nuestras vidas y las de nuestros hijos. Cuando son muy pequeños, decidimos prácticamente todo por ellos, pero a medida que crecen, comienzan a tomar decisiones por sí mismos.

La vida está llena de una decisión tras otra, por lo que es esencial que nuestros hijos aprendan a discernir lo que es esencial y lo que no lo es. Queremos que diferencien fácilmente entre un deseo y una necesidad, si algo es una obligación, etc. Pueden aplicar este discernimiento en pequeñas cosas, como dejar el postre para después del almuerzo o hacer un esfuerzo constante para practicar un instrumento musical. Cuanto antes aprenda una persona a establecer prioridades, más ordenada será su vida y su mente.

4. Planificar

Formar un hábito de planificación complementa los puntos anteriores. Es una combinación de priorizar lo que tenemos que hacer y ser lo suficientemente pacientes para hacer las cosas en el orden correcto, en el momento adecuado, y no siempre hacer las cosas más divertidas primero. La programación y la planificación son herramientas fundamentales para el funcionamiento de la sociedad, de la escuela a la empresa, en el hogar y en la vida de cada persona. La planificación y la organización nos hacen más responsables y nos dan control sobre nuestras vidas.

Necesitamos aprender a cumplir con las tareas que nos hemos asignado en los mejores momentos.

5. Reconocer los logros

La fuerza de voluntad trae sus propias recompensas, pero nunca olvides señalar y elogiar los logros de tus hijos. La satisfacción de alcanzar metas y establecer rutinas productivas es fabulosa, pero si los que te rodean también reconocen tu esfuerzo, te sientes aún más animado.

Queremos que nuestros niños sean líderes fuertes como adultos, y que logren sus metas sin miedo al esfuerzo y sin pereza. Para hacer eso realidad, animémoslos.

Si cometen un error, debemos ser empáticos con ellos y ayudarlos a aprender de su fracaso. Cometer errores es la forma en que todos aprendemos. Con la ayuda de la fuerza de voluntad, su progreso les hará sentirse orgullosos de sí mismos.