Estás a tiempo de preparar un “Día de las madres” diferente, pero es necesario poner atención en varios puntos. Te lo digo yo, que soy madre.
Desde 1922, el 10 de mayo es oficialmente el “Día de las madres”, fecha en que se celebra y se honra a todas las mamás en México.
Una tradición tan arraigada en nuestra sociedad, que hace de éste día una gran fiesta en los hogares, las escuelas, los templos, los lugares públicos, e incluso, los cementerios, en donde se homenajea también a las madres que ya están ausentes.
Aunque en lo personal esta fecha me parece una bonita tradición y una oportunidad para agasajar y reconocer de manera especial a la mujer, a quien todos le debemos tanto.
También es cierto que este festejo se ha convertido en un excelente pretexto para convertir el “Día de las madres” en un objetivo comercial, exaltando y manipulando las emociones de los hijos para convencerles con estrategias publicitarias, muy bien diseñadas, que este día es su “gran oportunidad” de demostrar mediante regalos, muchas veces costosos, el amor que tienen a “aquella a la que deben tanto y merece todo”, aunque al día siguiente, su vida vuelva a la rutina, a lo cotidiano, y su esfuerzo diario pase desapercibido ante la mirada indiferente de su familia.
¡A las mamás también nos encanta este día!
Cuando los hijos son pequeños, esperamos con ilusión “las sorpresas” que con mucho ingenio, y a veces ayuda, preparan para nosotros:
las cartas y dibujos que dicen con grandes letras “te amo”, o las manualidades que por algunos días deben tener un lugar especial en casa, pero se conservan para siempre en el corazón.
Y nos halagan ¿por qué no? los regalos, las flores, las reuniones familiares o las invitaciones a festejar fuera de casa.
Festejar el “Día de las madres” es una bonita tradición, pero una mamá merece mucho más que ser el objeto perfecto para la actividad comercial y el consumismo; merece mucho más que ser la “reina por un día”, y requiere un reconocimiento que perdure en los demás días del año.
Te has preguntado: ¿qué es lo que quiere mamá?, ¿qué necesita?, ¿qué puede hacerla especialmente feliz?, ¿cómo puedo mostrarle mi amor y gratitud?.
Te aseguro que si te detienes un poco a pensar en ella, te llevarás muchas sorpresas y dejarás de ser una víctima de las ofertas comerciales y del consumismo dirigido para convertirte en un esposo, hija o hijo que sin sensiblerías pasajeras, será asertivo para festejarla.
Estamos tan acostumbrados a ser lo sujetos de la atención de nuestra madre, que muchas veces, ya adultos, nos olvidamos que tienen además de su gran vocación de entrega y servicio a la familia, inquietudes propias, aspiraciones personales, gustos y deseos particulares que no expresa porque los ha dejado en un rincón de su corazón, o para un “después, cuando tenga tiempo” poniendo en riesgo el equilibrio entre amar y amarse; entre la maternidad, y la realización personal.
Estás a tiempo para preparar un “Día de las madres” diferente, puedes darle en esta ocasión, no lo que quieras, sino lo que ella necesita.
Escúchala, obsérvala, mírala con el corazón… quizá lo que más quiere es un abrazo fuerte y un “te quiero”, tal vez lo que prefiera es descanso, a lo mejor necesita un par de zapatos nuevos, o convivir con toda la familia.
Pero te compartiré un secreto de lo que ella siempre necesita: reconoce, admira, honra y festeja a la mujer que, dedicada al hogar o siendo trabajadora o ejerciendo una profesión, sabe ser madre de tiempo completo, estar siempre donde el hijo la necesite, y además tiene una conexión directa con la Madre del cielo para hablarle de ti, de tus necesidades y de tus proyectos.