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Octubre, mes del Santo Rosario.

La palabra Rosario significa “Corona de Rosas”. Cada vez que rezamos el Ave María, le estamos dando a la Santísima Virgen una hermosa rosa y cada Rosario completo, es una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones.

¿Dónde se origina el Santo Rosario?

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa. El hecho se origina en la aparición de Nuestra Señora ante Santo Domingo de Guzmán, donde ella le entregó el rosario como un arma poderosa para la conversión. El Santo contaba que veía a la Virgen sosteniendo en su mano un rosario y que le enseñó a recitarlo; dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Desde entonces su devoción se propagó rápidamente con increíbles y milagrosos resultados.

Enaltecer a la Madre de Dios

Entre las varias formas y modos de honrar a la Madre de Dios, optando por las que son mejores en sí mismas y más agradables a Ella, es el rezo del Santo Rosario la que ocupa el lugar prominente. Vale la pena recordar que entre las variadas apariciones de la Santísima Virgen, siempre Ella ha insistido en el Rezo del Rosario. Es así como, por ejemplo, el 13 de Mayo de 1917 en un pueblo de Portugal llamado Cova de Iria, la Santísima Virgen insistió con vehemencia el rezo del Rosario a los tres pastorcitos, en una de sus muchas apariciones a estos tres videntes.

Siendo un sacramental, el Santo Rosario contiene los principales misterios de nuestra religión Católica, que nutre y sostiene la fe, eleva la mente hasta las verdades divinamente reveladas, nos invita a la conquista de la eterna patria, acrecienta la piedad de los fieles, promueve las virtudes y las robustece. El Rosario es alto en dignidad y eficacia, podría decirse que es la oración más fácil para los sencillos y humildes de corazón, es la oración más especial que dirigimos a nuestra Madre para que interceda por nosotros ante el trono de Dios.

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El Santo Rosario prolonga la vida litúrgica de la Iglesia pero no la sustituye, al contrario enriquece y da vigor a la misma liturgia. Es por ello, que el Santo Rosario se enmarca como una plegaria dentro de la religiosidad popular que contiene un gran tesoro de volares que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia.

El Rosario también es parte del “hoy”

El paso del tiempo, las costumbres modernas, y la innovación de formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo de Santa Rosario. De hecho, los Santos Padres y los Santos han tenido una profunda devoción a este sacramental, nosotros como católicos y como amantes de la Reina del Cielo hemos de ser fervientes devotos del Rosario.

Es digno de recordar que la familia que reza unida permanece unida, que la recitación piadosa y consciente del Santo Rosario nos traiga la paz al alma y nos una más estrechamente a María para vivir auténticamente nuestro cristianismo.

Juan Pablo II: “Mi oración preferida es el Rosario”

El Papa Juan Pablo II afirmó en muchísimas ocasiones: “Mi oración preferida es el Rosario” y recomendó ampliamente esta hermosa práctica de piedad. Las siguientes son expresiones suyas:

  • “El Rosario es una escalera para subir al cielo”.
  • “El Rosario nos proporciona dos alas para elevarnos en la vida espiritual: la oración mental y la oración vocal”.
  • “Es la oración más sencilla a la Virgen, pero la más llena de contenidos bíblicos”.
  • Cuando fue en peregrinación al santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, Juan Pablo II hizo un bellísimo sermón acerca del Rosario. En él dijo: “El Rosario es nuestra oración predilecta. Cuando la rezamos, está la Sma. Virgen rezando con nosotros. En el Rosario hacemos lo que hacía María, meditamos en nuestro corazón los misterios de Cristo» (Lc. 2, 19).