Ashley Willis´s
Dar un celular a los hijos, es un tema que no podemos tomarnos a la ligera, entre más nos documentemos para tomar esa decisión, mucho mejor.
Por eso compartimos el siguiente artículo de la bloguera Ashley Willis´s, en el que ella da sus razones, aunque antes de comenzar hace esta advertencia:
“Estimado lector, NO estoy compartiendo toda esta información con ustedes porque piense que los celulares u otros dispositivos con pantallas sean intrínsecamente MALOS; solamente pienso que nosotros, como padres, debemos minuciosamente estar pendientes de cuánto tiempo pasan nuestros hijos frente a las pantallas. Y, sabremos esto por cómo afecta sus emociones y comportamiento.
***
Recientemente, mi hijo de diez años ha estado preguntándome cuándo podrá tener un celular. Yo no tuve un teléfono celular sino hasta que cumplí dieciséis y conducía. Había una razón para ello: seguridad.
Ahora veo a muchos de los compañeros de clase de mi hijo con celular en las manos. Cada familia tiene razones diferentes para permitir, retrasar o prohibir el uso de teléfonos inteligentes, y yo pretendo caer en la categoría de “retrasar”. Les explico a continuación el por qué
1. Mis hijos pasan suficiente tiempo frente a una pantalla
He leído varios artículos de diversas fuentes acerca de este tema, y todos dicen que los niños están pasando más tiempo frente a una pantalla más que nunca debido a los diferentes dispositivos electrónicos que están al alcance de sus pequeños dedos.
No resulta inusual hoy en día que un niño esté sentado en una habitación con un televisor encendido, un iPad en una mano y hablando por un Smartphone con la otra mano. A veces nuestros hijos alternan dispositivos… miran un programa en la televisión, juegan videojuegos, juegan con alguna aplicación en un celular o una Tablet, y finalmente regresan a la televisión… y esto durante horas. De acuerdo a la mayoría de los estudios recientes, esto es muy común. Muchos salones de clases están incluso incorporando iPads o Tablets en los programas de estudio diarios.
2. Pasar mucho tiempo frente a las pantallas tiene consecuencias serias
Muchos de los artículos que he leído acerca de este tema dicen: “Mucho tiempo frente a las pantallas lleva, usualmente, a que los niños sufran de ansiedad, depresión, comportamientos irrespetuosos, falta de ejercicio y aislamiento social”.
Nuevamente, pienso que nosotros, como padres, tenemos que determinar cuánto tiempo es mucho para nuestro hijo. Personalmente, considero que es mejor errar por ser sobre-cautelosos. Menos tiempo frente a las pantallas es algo bueno.
He visto estos efectos negativos en mis propios hijos. Nosotros solamente les permitimos jugar videojuegos (en cualquier dispositivo) los fines de semana, siempre y cuando hayan completado sus tareas, tanto escolares como en la casa, esa semana.
Inmediatamente después de ir por ellos al colegio los viernes, lo primero que quieren hacer es tomar un dispositivo de éstos tan rápido como puedan. Después de una hora de juegos, mis dos hijos más grandes empiezan a discutir sobre a quién le toca jugar qué juego o con cierto dispositivo. Ciertamente saca el lado malo en ellos, y a menudo se dicen cosas hirientes el uno al otro. Eventualmente, termino quitándoles los privilegios de jugar en estos dispositivos a causa de estas peleas… lo que causa angustia entre mis hijos y yo. Y, se puede sentir la decepción por toda la casa.
Así que, cuando mis hijos me preguntan acerca de tener sus propios smartphones, definitivamente tengo mis reservas. Claro, mi esposo y yo seremos aún los guardianes de estos teléfonos, pero me da miedo que el deseo de jugar más se pronunciaría. Y luego está también la presión de los medios de comunicación sociales.
3. Las redes sociales son demasiado para los niños
Amo las redes sociales y cómo pueden ser utilizadas para conectarse con amigos y familiares que viven a largas distancias. También amo cómo podemos usarlos para animarnos los unos a los otros e incluso para aprender algo nuevo. Pero, cuando se trata de niños, pienso que las redes sociales son algo más por lo que ellos deben preocuparse.
Hace unos cuantos meses, compartí un video en Facebook de mi hijo tocando su instrumento y muchos amigos y familiares comentaron lo bien que lo hacía. Cometí el error de decirle a Cooper cuánta gente le había dado “Me gusta” a su video y habían comentado sobre su actuación. Durante las horas siguientes a este episodio, él no hizo otra cosa que preguntar cuánta gente más había dado “Me gusta” a su video y qué más habían escrito. Sin importar buena aceptación, ninguna cantidad de “Me gusta” fueron suficientes. Él estaba desilusionado. Incluso comenzó a dudar de su habilidad musical porque cientos de personas no habían dado “Me gusta” a su video aún.
Este comportamiento confirmó mi postura de esperar lo más que pueda antes de permitirle a Cooper tener su propio teléfono inteligente o cuentas propias en las redes sociales. ¡Es demasiada presión! Yo paso dificultades con esto como adulto, así que no me puedo ni imaginar el efecto que debe tener en nuestros hijos.
“Los niños deben aprender a lidiar con abusadores y con la negatividad en la escuela y en las actividades extracurriculares – es parte esencial de ir creciendo. Sin embargo, no necesitan presión adicional para ser “populares” en las redes sociales”.
Ya sea positivo o negativo, no quiero que mis hijos se definan a sí mismos por lo que alguien dice acerca de ellos en las redes sociales.
4. El celular interfiere con la educación de un niño y con su bienestar emocional
Cuando era adolescente, recuerdo hablar horas con mis amigos por la línea de teléfono de mi casa. Eventualmente, mis padres me decían que necesitaba colgar el teléfono y pasar más tiempo con mi familia. Y así lo hacía… a veces a regañadientes.
“Ahora que estamos en la era de los teléfonos inteligentes, los niños tienen sus teléfonos con ellos TODO el tiempo – incluso en la escuela. Muchas veces, están enviándole mensajes de texto a sus amigos durante el día escolar y navegando por sitios web inapropiados”.
Cuando fui maestra de niños de ocho años, vi esto todos los días. Nuestra escuela intentó limitar el uso de teléfonos celulares y teléfonos inteligentes, pero los padres insistieron en que los estudiantes los tienen a mano en caso de emergencias.
He escuchado de algunas escuelas que les piden a los niños que pongan los teléfonos en una canasta al frente del salón, pero esta iniciativa no tuvo buena aceptación porque algunos niños y padres de familia estaban preocupados de que los teléfonos se perdieran o fuesen robados.
Los celulares inteligentes en las escuelas son un problema INMENSO no sólo para los maestros sino también para los niños y su bienestar emocional. He visto niñas caer destrozadas por un mensaje de texto que recibieron durante el día escolar o peleas que se desataron a causa de esto. Recuerdo un incidente cuando una niña sucumbió a la presión del niño que le gustaba pidiéndole que le enviara una foto sexy, y luego él la reenvió a todos sus amigos en la escuela. Esa pobre niña no quiso volver a la escuela a causa de la humillación que sintió por esa foto privada.
Este es un excelente ejemplo de cómo la mayoría de los niños no saben cómo usar apropiadamente un Smartphone y que lo que envían, publican o escriben estará en línea por siempre… para que todos lo vean.
Estimado lector, es por esto que considero que un celular inteligente es la última cosa que mis hijos necesitan en sus vidas en estos momentos. Quiero que mis hijos sepan entablar una conversación cara a cara con alguien. Quiero que se entusiasmen al pensar en las aventuras infinitas que pueden vivir afuera. También quiero que sepan utilizar la tecnología para su beneficio… no para su detrimento. No quiero que ellos sientan que deben estar conectados a sus dispositivos todo el tiempo. La vida real es mucho más importante e interesante.
“Un día venidero, cuando mi esposo y yo pensemos que ellos sean más maduros y estén listos, nuestros hijos tendrán algún tipo de teléfono… probablemente un teléfono sencillo para iniciar. Pero, retrasaré ese momento lo más que pueda y me uniré a mis hijos en su proceso de abrazar la inocencia y las maravillas de la niñez.
*Adaptación y traducción al español por María Vanegas, para PildorasdeFe.net, del artículo publicado en: Ashley Willis´s Blog, autor: Ashley Willis