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Crianza distraída: ¿Qué es y cómo puede afectar a tu hijo?

Marta Moreno

¿Eres de los que no presta atención a las actividades o el juego de su hijo porque siempre está pegado a la pantalla del móvil? Sin querer, estás practicando la crianza distraída y tiene riesgos para el desarrollo del niño.

Las nuevas tecnologías han cambiado nuestra forma de ver la vida y de eso no tenemos ninguna duda. Han traído consigo muchas cosas buenas, como el mayor acceso a información de calidad, la posibilidad de estar conectados con familiares y amigos en todo momento o la posibilidad de descubrir los límites insospechados de la creatividad.

Sin embargo, con las nuevas tecnologías también han llegado nuevas formas de abuso, de adicción y de distracción. Esta última, como veremos a lo largo de este artículo, con consecuencias negativas para la crianza y la educación de nuestros hijos.

Desde que las nuevas tecnologías irrumpieran en nuestro día a día (sobre todo a través de los smartphone) han surgido nuevos conceptos asociados a ellas: ‘nomofobia’ (el miedo atroz y, en definitiva, la adicción desmesurada al dispositivo móvil que se produce en adolescentes y adultos), phubbing (un anglicismo inglés que da nombre al hecho de desconectar absolutamente de las personas que te rodean por estar demasiado centrados en lo que hay en el móvil) o la crianza distraída, relacionada con los dos anteriores y de la que vamos a hablar.

¿Qué es la crianza distraída?

Cuando hablamos de crianza distraída nos estamos refiriendo a los padres que, mientras cuidan o pasan tiempo con sus hijos, están más pendientes de revisar sus redes sociales, su correo o, simplemente, la pantalla de su móvil, que de lo que está haciendo el peque.

Un ejemplo de crianza distraída: estas en el parque. Tu hijo está jugando en los columpios y los toboganes infantiles, mientras tú estás sentado en un banco junto a él. ‘Mira, papá’, ‘Mira cómo me tiro del tobogán, mamá’. Pero no obtiene respuesta: ‘¿Mamá?, ¿Mamá? ¿Me estás escuchando?’. Tú, que estabas totalmente desconectado o desconectada de tu hijo, miras un momento ante su insistencia, le dices que sí para quitártelo del medio y vuelves a fijar los ojos en la pantalla de tu Smartphone.

Aunque suena muy crudo, es una situación que se vive más de lo que crees en el día a día de muchas familias.

Las consecuencias sobre el desarrollo del niño de la crianza distraída

Estos actos aparentemente inofensivos llevan escondidos muchos riesgos para el correcto desarrollo emocional del peque. De practicar la crianza distraída con ellos y estar más pendientes del móvil que de pasar tiempo con él:

  • El niño puede desarrollar una baja autoestima porque relacionará tu falta de interés con no ser lo suficientemente válido, importante o interesante para ti.
  • El vínculo o conexión padre-hijo se perderá o, directamente, no se creará. Por lo que tu hijo podría dejar de contarte las cosas o sentir que no eres la persona a la que confiaría sus problemas. En definitiva, él también acabará perdiendo el interés en ti.
  • Una de las claves para evitar adicciones a las nuevas tecnologías en niños y adolescentes es dar ejemplo: no estar con el móvil o pendientes de ellas mientras pasamos tiempo con los peques. Con la crianza distraída lo único que haces es dar un mal ejemplo a tu hijo, para el que eres referente. Así que, acabará siguiendo tus pasos.
  • Intentará llamar la atención a cualquier precio. Si haciendo eso que más le gusta no consigue suscitar tu interés, pensará en nuevas formas. Por ejemplo, a  través de un comportamiento inadecuado, con berrinches. Eso sí, esto depende mucho del carácter del pequeño.

¿Cómo evitar la crianza distraída?

El profesor y escritor Jordi Nomen nos contaba que la mejor vitamina para desarrollar el pensamiento crítico y alimentar la curiosidad de los niños es el tiempo de calidad. “Los niños precisan de nuestro tiempo para hacer preguntas sin recibir respuestas automáticas”, defendía. Por eso, argumentaba que lo mejor es alimentar la duda de los niños, establecer debates con ellos, atender expresamente a sus necesidades, a sus deseos.

Conseguir que eso que nos está preguntando, contando o intentando enseñar es, para nosotros, lo más importante en ese momento. Hacer que se sientan valorados, escuchados y respetados por nosotros.

Eso se consigue con tiempo de calidad. ¿Y cómo accedemos a él?