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Divertirse sin tecnologías, es posible

 Andrea Villalobos – Hacer Familia 

Está claro que hoy los niños prefieren divertirse en sus móviles, computadoras, Play Station o Wii, pero hay otras alternativas que es importante promover en ellos, sobre todo las que favorecen el encuentro y entretención familiar. 

“Los padres que se divierten con los hijos tienen una mejor relación con ellos y en la medida que uno pueda hacer todo un poco más lúdico es más fácil para el niño, por ejemplo, hacer una tarea”, explica Neva Milicic, psicóloga infantil de la Universidad Católica.

Actualmente los niños pasan mucho tiempo en contacto con diversiones tecnológicas. Éstos, si bien tienen beneficios como el desarrollo de la inteligencia espacial o la capacidad de algún tipo de atención, pueden ser un problema cuando son violentos o se les destina muchas horas en desmedro de otros juegos que también necesitan. “Hay de varios tipos; los de reglas, de mesa, el paco y el ladrón, el compra huevos, con los cuales se divierten y con los que aprenden a ponerse de acuerdo y a funcionar con claves no verbales”, explica Neva Milicic.

En su justa medida

No hay que ser categórico y prohibir el contacto de los niños con la tecnología; jugar Wii o Play Station están dentro de los juegos de su generación y eso los hace pertenecientes al grupo. Lo importante es no limitarse a ellos. “Los papás deben hacerles otras propuestas, como los juegos de mesa y, cuando son más pequeños, incluso dejarlos ganar”, dice.

La experta añade que el divertirse con la familia es esencial. Los diez años se considera la edad máxima para transmitir el gusto por este tipo de entretenciones a los hijos; basta con proponérselos para que enganchen. “Jamás vas a empezar a jugar con un niño a los doce años si no jugaste antes, pero si armaste torres cuando tenía un año, rompecabezas cuando tenía tres y jugaste “Viva el Ojo” cuando tenía cinco, el niño va a tener la cultura de jugar con sus papás”.

Las ganancias de eso son infinitas, pues entre otras cosas se aprende a ganar y a perder. Los papás y hermanos mayores pueden servir de modelos. El papá al perder, puede reírse y decir “no importa, es un juego” o, si no resulta algo, “lo voy a intentar de nuevo”.

Jugar con los hijos

El juego es una instancia ideal para conocer algunos aspectos de la personalidad y capacidades de los niños, como la organización, liderazgo, si son o no pacientes, ordenados, entre otras.

Según la psicóloga Neva Milicic, cuando los padres juegan con sus hijos pueden desarrollar sus fortalezas y suplir sus carencias.“El niño va a ir fortaleciendo las competencias sociales y emocionales que se desarrollan en forma espontánea a través del juego. Éstas constituyen la base de la inteligencia emocional en la infancia”.

Rescatar los juegos de mesa

El Pictograma, Scrabble, el Juego de la Vida o cualquier otro juego de mesa comparten dos características claves: son lúdicos y didácticos, pues el objetivo final es lograr el mayor puntaje (o cantidad de billetes o fichas) o llegar a la meta para vencer al resto de los jugadores. Además, se ponen a prueba los conocimientos de los participantes, sus aptitudes, inteligencia y la capacidad de relacionarse con los demás. Este tipo de juegos son denominados “sociales”, porque se interactúa con otros, ayudan a respetar turnos y a divertirse en conjunto. También hay juegos que son más constructivos, como los rompecabezas, “que aportan todo lo que es tercera dimensión y un sentido de realidad”, explica Milicic.

Es fundamental que el juego para divertirse sea apto para la edad del niño, así podrá comprender las reglas y disfrutarlo. “Se tiene que organizar la agenda del juego en base a qué es lo que le gusta al niño y a cuáles son sus déficits. Si el niño es aislado, son mejores los juegos sociales. Si el niño es hiperactivo, le conviene un juego tranquilo, como los de mesa o rompecabezas, para que aprenda a entretenerse un poco más solo”, señala la psicóloga.