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Uno de los mayores retos que tenemos los padres es lograr que nuestros hijos sean responsables de sus actos y pertenencias, además que cumplan con ciertas responsabilidades acordes a su edad. Si los educamos en la responsabilidad desde pequeños, ¡les haremos un gran favor para su etapa adulta! Así que toma nota a estas cinco claves que te damos:
Primera clave: Comenzar desde que son bebés
Los autores del libro “Cómo enseñar a su hijo a ser responsable” aseguran que los niños a quienes no se les dan deberes en el hogar desde la primera infancia, carecerán de habilidad para organizarse, para fijarse objetivos y llevar a cabo tareas complejas a lo largo de su infancia y adolescencia.
La responsabilidad es una de las virtudes más significativas en el desarrollo humano; gracias a ésta la persona asume el control de su propia vida, pero para que esto se logre, los padres deben fomentarla en sus hijos desde los primeros meses. Por ejemplo en los bebés se les debe enseñar a recoger sus juguetes, más adelante a organizar sus útiles escolares, después la ropa del día siguiente, y así sucesivamente… A medida que el niño va creciendo, se le debe dar la confianza suficiente para que desarrolle nuevas tareas.
Así pues la responsabilidad no se adquiere de un día para otro; es un proceso que se irá desarrollando durante toda la infancia y la etapa escolar hasta llegar a la adolescencia, en la cual la responsabilidad se pondrá a prueba una y otra vez.
Segunda clave: Establecer normas claras
Como toda ley de vida, existen derechos y también deberes, por eso en casa también deben haber normas que han de respetarse y acatarse. Pero hay que ser muy claros a la hora de establecer estos límites. Si los niños no saben qué esperan sus padres de ellos, o no saben cuáles son sus deberes, no podrán educarse en el valor de la responsabilidad. Los padres no sólo deben establecer normas de la manera adecuada según la edad de cada niño, sino explicarles cuáles son las consecuencias por no cumplirlas.
Para hacer más comprensible el asunto, sobre todo en un principio mientras se adquiere el hábito, es una buena estrategia escribir los deberes en un lugar visible de la casa (tablero o cartelera) y crear un sistema de estímulos -caritas felices, dulces, entre otros- en especial para los más pequeños de la familia. De esta manera los chicos tendrán las reglas a la vista y se motivará su cumplimiento.
Tercera clave: Otorgar deberes
Si queremos que los hijos sean responsables, pero no les damos la posibilidad que lo sean, no estamos haciendo nada… Cada hijo deberá asumir unos deberes en el hogar, adicionales a los escolares, los cuales se dan por sentado. Hay que dejarles que sean autónomos y evitar a toda costa realizar tareas que ellos mismos están en capacidad de hacer. La sobreprotección de los padres impide que los hijos ejerciten la responsabilidad, aparte de que los vuelve “flojos” y perezosos.
Dentro de esa autonomía que se pretende lograr, es importante que los padres no estén todo el tiempo recordando los pendientes a sus hijos, pues se convierte en una mala costumbre de la cual pasarán a depender: “Una vez se esté seguro de que le han escuchado y entendido, hay que dejarlos que ellos mismo actúen en consecuencia” sugieren Ma. Ángeles Pérez y Francisco J. Rodríguez en su escrito La responsabilidad en el niño.
Cuarta clave: Autoridad coherente
Una de las formas de deteriorar la autoridad paterna, es no hacer respetar las normas que se han acordado, ni aplicar consecuencias cuando estas no se cumplen. Cuando esto ocurre a menudo, los padres pierden la credibilidad de sus hijos, y por consiguiente toda autoridad sobre ellos. Es por eso que una vez se han determinado los deberes, los padres deben cumplirlos y hacerlos cumplir. “Si por alguna razón los padres olvidan lo que han ordenado, están otorgando a los hijos, tácitamente, permiso para hacer lo mismo.” Advierten los expertos antes mencionados.
La coherencia es una manera de demostrar a los hijos que se está pendiente de su comportamiento. Si no hay coherencia, los chicos sienten ansiedad porque no son capaces de predecir lo que puede suceder.
Quinta clave: Recompensas por ser responsable
Los especialistas recomiendan estimular a los hijos a comportarse adecuadamente: “Ello no significa necesariamente regalos materiales, sino reconocimientos pequeños que reafirmarán en el niño la satisfacción de la labor cumplida. Además de las recompenses materiales, hay cosas como el tiempo, la atención la preocupación, la simpatía y la buena voluntad que también son recompensa. Un cuento más a la hora de dormir, una ida a cine, un helado, un abrazo fuerte, son manifestaciones que alientan al niño a decir: `¡vale la pena ser responsable!´.” Ma. Ángeles Pérez y Francisco J. Rodríguez.
Un niño es responsable si…
Según los autores Harris Clemes y Reynold Bean, un niño es responsable si:
– Realiza sus tareas en el hogar y el colegio sin que haya que recordárselo en todo momento.
– Puede razonar lo que hace.
– No echa la culpa a los demás sistemáticamente.
– Es capaz de escoger entre diferentes alternativas.
– Puede jugar y trabajar a solas sin sentir angustia.
– Puede tomar decisiones que difieren de las que otros niños toman en el grupo en que se mueven.
– Respeta y reconoce los límites que ponen los padres y profesores sin discusiones.
– Puede concentrar su atención en tareas complicadas (según su edad) durante cierto tiempo sin llegar a situaciones de frustración.
– Lleva a cabo lo que dice que va a hacer.
– Reconoce sus errores y trata de corregirlos sin armar un lío.
Los hijos deberán asumir numerosas responsabilidades a lo largo de toda su vida, así que mejor empezar cuanto antes y qué mejor que en el lugar por excelencia de la educación en valores: la familia.