Las exigencias de la vida moderna han hecho que la edad en que un niño inicie su etapa preescolar sea cada vez menor.
Algunos niños reciben este cambio con gran naturalidad y se adaptan a la idea de pasar varias horas al día lejos de su hogar, sin embargo para otros no le resulta nada fácil alejarse por primera vez de sus padres. ¿Qué se debe hacer en estos casos? En esta nota les damos algunas recomendaciones.
La primera separación
Es común ver escenas de llanto y pataletas en los primeros días del preescolar, las cuales se deben al «trauma» de la separación; pero es algo normal. «El temor por lo desconocido es un miedo natural que siempre produce angustia. Esta situación siempre se va a dar y no es negativa ni censurable. Lo malo es no saber cómo enfrentarla», afirma la sicóloga María del Rosario Concha.
El dolor de la separación puede ser menor si los padres preparan al pequeño y le hablan sobre la conveniencia de ir al preescolar. “Valiéndose de un cuento, la mamá, por ejemplo, puede hacerle ver que en el preescolar encontrará amigos, juegos y actividades nuevas y llamativas. Así lo tranquilizará y de paso disminuirá la pena de abandonar su casa”, dice la sicóloga.
Asimismo, es muy importante llevar al niño varias veces a la institución antes de comenzar su año preescolar para familiarizarlo con las instalaciones y los profesores. Así verá cómo es el ambiente y será menos extraño al momento de iniciar el año.
Reacciones exageradas
El siquiatra Felipe Quiroga advierte que cuando se da una angustia exagerada, se debe pensar que algo no está funcionando bien. “Por ejemplo, algunos niños creen que si ellos se van al colegio, uno de sus padres lo va a abandonar o piensan que su presencia es indispensable en la casa para mantener unidos a sus padres. Otro problema tiene que ver con la ansiedad que desarrollan algunos niños debido a que sus padres son muy inseguros y ven el peligro en toda parte, o porque son sobre protectores”.
Además puede suceder que durante el trauma de la separación reaparezcan síntomas regresivos como ensuciar los pantalones, mojarse en ellos, llorar más que de costumbre o chuparse más el dedo. Algunos especialistas consideran que estas regresiones son normales y que desaparecerán si se le brinda al pequeño la ayuda necesaria para vencer sus temores.
Sugerencias para convertirla en una buena experiencia
A medida que los niños crecen, necesitan compañeros y oportunidades de juego que los padres ya no pueden proporcionarle. Por eso es importante que asistan al maternal como parte del proceso educativo.
Así que para que la angustia de la separación sea lo menos traumática posible, se sugiere seguir algunas recomendaciones:
1. Acompañar al pequeño un rato en esos primeros días para que la separación sea gradual. La maestra le dirá al padre o la madre cuándo deben dejarlo solo pues de otra manera este proceso se alargará y por lo tanto la separación será más angustiosa para ambos.
2. Los padres siempre deben despedirse del niño y explicarle que irán a trabajar mientras él/ella estarán en el maternal, y que volverán a buscarle, reflejando tranquilidad en sus rostros y palabras.
3. Los primeros días, siempre que sea posible, los padres deben ir por el niño a mitad de la mañana pues los pequeños aún no tienen la noción del tiempo.
4. Hay que ser muy puntual para así evitar que use sus fantasías para explicar la ausencia de los padres y sienta temor al abandono.
5. Es bueno dejarle que lleve algún objeto que tenga una connotación afectiva, como su juguete preferido o una franelita que sirva de transición entre su casa y el maternal. Esto lo ayudará a sentirse más tranquilo. A medida que se sienta más seguro y vaya logrando más autonomía, llegará el momento en que él mismo decida dejarlo.
Por LaFamilia.info